lunes, 7 de junio de 2010

vindicación en el correo


La necesaria revisión del feminismo
'Vindicación', un filme documental de la donostiarra Susana Koska, recoge las reflexiones de un grupo de pioneras en la lucha por los derechos de la mujer en España
por MIGUEL PÉREZ para Territorios. El correo/ 5-06-2010
El problema no es que el feminismo siga igual que antaño. No sigue igual. El problema es que hay mucha gente que hace treinta años que no le ha echado una mirada. Lo hemos dejado en la misma época de entonces. Y el feminismo ha ido cambiando de discurso». Éste es uno de los argumentos por los que 'Vindicación' ha llegado a las pantallas. Firmado por la directora donostiarra Susana Koska, este documental, estrenado en el reciente Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián, retrata la historia del movimiento feminista a través de algunas de las mujeres que lo impulsaron y vigorizaron: desde Carmen Alcalde, periodista y directora de la revista 'Vindicación feminista' hasta la psicóloga Carmen Freixa y la abogada Mertxe Agúndez, parlamentaria socialista que ejerció el cargo de Ararteko entre 1995 y 2004.
Susana Koska clausuró ese mismo certamen guipuzcoano hace seis años con otra película igualmente social, histórica y reivindicativa, 'Mujeres en pie de guerra', que recogía la vida de varias luchadoras antifranquistas. Precisamente en esa cinta se encontraba ya el germen que la conduciría a relatar la experiencia vital de otro puñado de luchadoras, en este caso, por la igualdad entre sexos. «En 'Mujeres...', las protagonistas eran muy mayores y recordaban lo que había ocurrido hace más de cincuenta años. Por muy terrible que fuera su sufrimiento frente a la dictadura, había un halo de romanticismo en sus recuerdos. A mí me parecía que también era necesario mirar hacia atrás con ira. Por eso, era el momento preciso para hacer 'Vindicación', porque aborda un periodo más reciente y sus protagonistas pueden mirar hacia delante y hacia atrás con sentido crítico».
'Vindicación feminista', revista a la que alude el título y eje de una exposición gráfica que acompaña al documental, se editó en Barcelona entre julio de 1976 y el mismo mes de 1979. Sus páginas vapulearon la conciencia de una sociedad donde la separación era tabú y la mujer debía pedir permiso a su marido para trabajar o, simplemente, disponer de una cartilla de ahorros. Carmen Alcalde y Lidia Falcón fueron las artífices de esta publicación que abordó sin tapujos numerosos temas que afectaban a las mujeres y sus derechos, desarrolló una amplia labor educativa y propulsó con total intensidad el ideario feminista en esa sociedad española de la Transición.
Bofetadas gráficas
Sus portadas, ya se ha dicho, eran bofetadas gráficas para muchos: 'Encuesta: sexualidad femenina', 'Ellos mandan: la amnistía de las mujeres, una ocasión perdida' o 'Las lesbianas, ¿son mujeres como las demás', eran frases que abrían la revista a gran tamaño. En pleno postfranquismo. En el interior, tampoco había desperdicio: se daban cita firmas de enorme prestigio como las de Maruja Torres, Ana María Moix, Inés Alberdi o Carmen Sarmiento. No era extraño que circulara velozmente por cafeterías, las calles de las grandes capitales y los pasillos de las facultades.
¿Qué ha quedado de aquello? Según Susana Koska, mucho. Su documental rinde homenaje a aquellas pioneras en un metraje que, como en la revista, toca sin ambages la igualdad, el divorcio, la píldora, otros asuntos que para las nuevas generaciones parecen ya arcaicos (el derecho al voto) y algunos que, dramáticamente, continúan golpeando la conciencia con trágica insistencia, como la violencia de género.
«Curiosamente, los problemas siguen siendo iguales. Hoy o mañana nos despertaremos con un nuevo crimen, en el que un marido o un ex novio ha asesinado a su pareja. Clara Campoamor ya exigía en los años 30 que se legislaran los casos de agresiones y pedía una ley de genero que, paradójicamente, se ha conseguido setenta años después», señala Susana Koska. «Carmen Alcalde hace también una reflexión curiosa en el documental: que toda esa violencia generada en las últimas décadas viene de esa rabia del hombre a perder lo que dominaba, una vez que las mujeres pueden divorciarse o decir 'mi vida es mía y la decido yo'».
La película comienza ahora su andadura por diferentes festivales y salas, un circuito que la donostiarra conoce bien: 'Mujeres en pie de guerra' lleva ya más de un lustro en gira. ¿Puede un documental en torno al feminismo tener un recorrido parecido? «El feminismo es víctima de una paradoja -analiza la realizadora-. La mujer ha conseguido logros como el aborto, la falsa igualdad, porque real lo que se dice real no es, en el mercado laboral, el acceso a casi todos los ámbitos de la sociedad, logros que están ahora ahí de forma natural, como cuando respiramos, pero la palabra feminismo sigue siendo denostada». A su juicio, parte de la responsabilidad reside en el hecho de que «manejamos discursos del siglo XVIII, incluso en la política».
Como en su anterior película, Susana Koska entra en cuadro en este documental. Reconoce que el hecho de que ella aparezca en pantalla entrevistando a sus protagonistas surge del deseo de «ponerme también de su lado en las barricadas. Defiendo sus mismas tesis, por lo que me pareció normal entrar dentro del plano. Lo malo es que corres más riesgo de equivocarte». Esa misma implicación la aplica a su defensa de los documentales sociales en y sobre España, un argumento que echa en falta en el circuito cinematográfico. «Hay poca mirada hacia lo nuestro y mucha hacia afuera. Siempre he querido hacer un documental sobre los movimientos sociales en la guerra de los Balcanes, pero me dije que primero debía mirar aquí. Es necesario ver cómo se vive aquí, cuál es nuestra memoria».
¿Quizá resulte menos espectacular? La directora, que ha grabado 'Vindicación' con una mirada «cítrica», aguda pero no exenta de humor e ironía, sostiene que «en derechos humanos se tiende demasiado a la tragedia», en ocasiones, al abrigo de la espectacularidad o las emociones más básicas. «Creo que podemos denunciar sin darle más valor a la herida que a lo que denunciamos, hay una corriente de solidaridad y valor en la tragedia humana que olvidamos», concluye.
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