“Regresé a la libertad y cumplí la última voluntad de Milena. Escribí nuestro libro sobre el campo de concentración. Poco antes de morir me dijo; “sé que al menos tú no me olvidarás, que podré seguir viviendo en ti…” estas palabras me infundieron el valor de escribir la vida de Milena y la de todas las mujeres que sufrimos en carne propia la esclavitud forzada de los campos de Hitler y Stalin, que fundados sobre el mismo desprecio del individuo, obtuvieron recursos, de la explotación del esclavo”.
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