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Ella mató a Sherezade

Publicado en 27 julio 2011 por sigueleyendo

En portada, la mítica Sherezade, de Las Mil y una noches.

Joumana Haddad. Por el cuerpo hacia la rebeldía.

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SUSANA KOSKA
Inmoral, disoluta, pecaminosa, falta de ética, corrupta y corruptora, depravada, perversa, deshonrosa zorra, mereces morir apedreada, ojalá alguien lance ácido contra a ti…
Estos son algunos de los adjetivos con los que le han cosido un traje de gala a Joumana Haddad, periodista y poetisa nacida en Beirut, que dirige la revista “Jassad” (cuerpo en libanés)  desde 2008.
La revista de culto al arte, al cuerpo y la belleza, nace sabiendo a lo que se expone,  consciente del escándalo en el Líbano y demás países del mismo sentir medieval. Las voces del fundamentalismo no se hicieron esperar para condenarla al más atroz de sus infiernos. Pero Joumana no es una víctima, es una mujer con un par de pelotas pero sin envidia al pene, tal y como ella dice y aunque insiste que no le gustan los manifiestos se marca un responso de padre y muy señor míos dos puntos. Con todas las contradicciones normales de una mujer que arranca sus lecturas infantiles con Justine y Lolita (hay que ver lo que gusta Nabokov en el mundo árabe), que pasa 10 años en guerras más o menos largas en el tiempo, y secuestrada por los que han robado a la mujer árabe el derecho a casi todo. Joumana es de esas mujeres árabes que no se cubren con ningún velo, ni cabello, ni rostro, ni cuerpo, ni silencio. Una funambulista sobre un alambre entre la desesperación y la liberación.
Ojo, Joumana es una fanática de la feminidad, no una de esas feministas ogra con la axila sin depilar, ni trozo de carne siliconada, ni mujer con velo.
Reivindicarse o morir. Para empezar haciendo limpieza en el patio del harén y empezando por estrangular con sus propias manos a Sherezade, una pánfila que “convenció” a base de cuentos al tirano asesino en vez de cortarle el gaznate represor ¡zas! de un corte limpio de cimitarra, lo que ha colocado a las mujeres árabes a la altura de contadora de cuentos, de lo cual está más que harta Joumana, y furiosa desmonta mitos y hitos del mundo árabe y del occidental que tiene para todos y todas, enfermas de la ortodoxia feminista occidental y de la cirugía estética.
Su urgencia histórica, su rabia y su repaso al mundo nuestro de cada día es insolente y saludable con sabores que a veces no coinciden ni combinan, pero que refresca y da que pensar sobre nuestras contradicciones y sobre nuestros prejuicios, que haberlos haylos.

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YO MATÉ A SHEREZADE

JOUMANA HADDAD

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